Our Identity
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Our Identity -
I grew up in Sonora and Phoenix, Arizona, where I fell in love with the desert. Although I now call Oklahoma City home, those places are still a part of me. The warmth, the culture, and the memories I carry from those landscapes inspired the name Sahuaro Coffee, created as a tribute to my roots and the place where my love for coffee began.
In my family, coffee was more than just a drink. It was a daily ritual that brought us together. Some of my favorite memories are of sitting around the table, sharing stories and laughs over a cup of coffee. While most little girls were playing princess, I was pretending to run a coffee shop. My dad and I even made a promise to each other when I was young: that one day, we’d open a coffee shop together.
Chasing that dream, I began working as a barista in major coffee franchises. I gained valuable skills, but the most important lesson I learned was that coffee is about connection. It’s about the moments shared between people, the conversations, the community.
When I started thinking about how to bring my dream to life, I kept coming back to that feeling. I didn’t just want to serve coffee. I wanted to share the joy, warmth, and connection that it’s always given me.
Sahuaro Coffee was born from that vision. Whether at a wedding, a corporate event, or a local farmer’s market, my goal is to create meaningful moments through coffee and bring people together—one cup at a time.
Crecí en Sonora y Phoenix, Arizona, donde me enamoré del desierto. Aunque ahora vivo en Oklahoma City, esos lugares siguen siendo una parte esencial de mí. El calor, la cultura y los recuerdos que llevo de esos paisajes inspiraron el nombre Sahuaro Coffee, creado como un homenaje a mis raíces y al lugar donde nació mi amor por el café.
En mi familia, el café era mucho más que una bebida. Era un ritual diario que nos unía. Algunos de mis recuerdos más queridos son los momentos compartidos alrededor de la mesa, contando nuestras historias y riendo con una taza de café en la mano. Mientras muchas niñas jugaban a ser princesas, yo jugaba a tener mi propia cafetería. Incluso hice una promesa con mi papá cuando era pequeña: algún día abriríamos una cafetería juntos.
Con ese sueño en mente, comencé a trabajar como barista en grandes cadenas de café. Aprendí muchas habilidades valiosas, pero la lección más importante fue que el café se trata de conexión. Se trata de los momentos compartidos, de las conversaciones y de la comunidad.
Cuando empecé a pensar en cómo dar vida a mi sueño, volví a ese sentimiento. No quería solo servir café, quería compartir la alegría, el calor y la conexión que siempre me ha dado.
Sahuaro Coffee nació de esa visión. Ya sea en una boda, un evento corporativo o un mercado local, mi meta es crear momentos significativos a través del café y reunir a las personas, una taza a la vez.
